Una de las técnicas utilizadas por los dermatólogos para diagnosticar melanomas es una modalidad de imagen denominada dermatoscopia. La lesión cutánea se inspecciona utilizando un dispositivo de aumento y una fuente de luz. Esta técnica permite al dermatólogo observar estructuras subcutáneas que de otro modo serían invisibles. Sin embargo, el uso de la dermatoscopia no es sencillo y requiere años de práctica. Además, el diagnóstico es en ocasiones subjetivo y difícil de reproducir. Por lo tanto, es necesario desarrollar métodos automáticos que ayuden a los dermatólogos a proporcionar diagnósticos más fiables.